Lo cierto es que encontramos numerosos casos curiosos que demuestran la disparidad de servicios que puede aportar esta herramienta; desde el descubrimiento de una infidelidad de una señora que casualmente reconoció a través de Street View el coche de su marido ingresando en una casa ajena, hasta el uso de la aplicación con fines de investigación policial.
Pero al margen de asuntos insólitos vemos como Google Street View está llegando lejos. No se trata de una moda pasajera; esta aplicación del rey de internet responde a una tendencia actual; cada vez disponemos de más herramientas documentales, que nos abastecen de información casi instantánea, información que se salta las normas de privacidad y que se ofrece en soportes dispares. Estamos ante una explosión documental; podemos verlo todo, en todo momento, en cualquier lugar, en multitud de formatos… tanto todo, que al final se queda en nada. Puesto que la abundancia y el eterno problema de la conservación documental también se agravan en este caso; que sucede con todo este material tan instantáneo y veloz. Los documentos generados son tantos que la mayoría se pierden de la misma forma en la que nacieron; instantáneamente. Hay acceso a más material informativo, esto hace que sea más fácil encontrar lo que buscamos, y que los casos extraordinarios como la captación de una foto por Street View en el momento en el cual arde una furgoneta, lleguen a valorarse como arte.
Por otro lado nace el debate de la privacidad, ¿Google Street View es un instrumento de mucha utilidad o es una violación de la intimidad de las personas? La pregunta está en la calle.
Como cada vez que surge algo nuevo, el debate se activa y en este caso con algo tan polémico como hacer fotografías de las calles pudiendo pillar a “uno” de forma no deseada o a cualquier persona tomando el sol en la terraza de su casa.
Hay muchos casos polémicos que han suscitado el interés de internautas, periodistas e instituciones, casos que hacen de Google Street algo más que un callejero. Gobiernos como el Alemán, crearon leyes para regular este servicio tan criticado. A lo largo del tiempo, google a tenido que enfrentarse con diferentes países, cediendo definitivamente a las presiones de los mismos y al final fue obligado a borrar aquellas imágenes que pudiesen “atentar contra la privacidad de los ciudadanos”.
Mientras tanto, nosotros como usuarios podemos seguir callejeando y viajar sin movernos del asiento, visitar Paris o Nueva York y pasear por sus calles está al alcance de todos, con tan solo hacer un clic. Pero como bien dice el dicho “cría fama y acuéstate a dormir” los casos polémicos de Google Street solo servirán para darle más autobomba a dicha aplicación, hacerla más famosa y que cada día aumenten sus usuarios.
Las nuevas herramientas de documentación audiovisual siguen una tendencia diversa... es en estas diferencias donde reside su virtud (instantaneidad, globalizadas, abundancia) pero también su hándicap (falta de privacidad, exceso de material, usos fraudulentos). ¿Llegaremos a cambiar algo, o aceptaremos la novedad a pesar de sus defectos? La pregunta sigue en el aire ¿utilidad o intimidad?
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